Las películas muchas veces nos ayudan a entender mejor
alguna situación que estemos pasando. Nos ayudan a ver en perspectiva la
posición que estamos tomando, no porque sea exactamente lo mismo, sino porque
en algún momento el personaje llega al punto en que se sienten de la misma
forma. Y cuando sale el viejito sabio a contarle por qué está pasando por eso (siempre
hay alguien que explica), también nos deja una respuesta a nosotros, que nos
ayuda a seguir.
Una de las películas que tuvo ese efecto conmigo fue “Agentes
del Destino”, con Matt Damon y Emily Blunt. La historia es sobre el congresista
David Norris, en campaña para llegar al senado. La noche de las elecciones,
bajoneado porque perdió, entra al baño del hotel donde debía dar un discurso
para prepararse, pero ahí conoce a Elise, una chica que lo cautiva totalmente. Tiempo
después vuelven a encontrarse y él le pide su número para invitarla a salir,
pero al llegar a su oficina se encuentra con unos sujetos con sombreros que
parecen aparecer de cualquier puerta y tienen extraños poderes. Son los agentes
del destino, cuidadores de que todo salga según el plan diseñado para cada
persona.
El tema es este: David y Elise no están destinados a estar
juntos y ellos van a hacer todo lo posible para separarles, porque cada uno
interfería con los sueños del otro. Después de intentar por todos los medios de
volver con Elise, David entonces pregunta porqué, si era imposible, le dejaron
conocerla en un principio. Y el agente le dice:
“Sabíamos que te inspiraría para ese discurso que te traería del olvido. ¿Por qué crees que tienes ese anhelo de estar frente a la gente, ese enorme vacío cuando no estás? Puedes cambiar al mundo y eso no pasará estando con ella. Si te quedas con ella aniquilaras tu sueño y también el de ella.”
Así que David se aparta, sin decirle nada de eso a Elise.
Ambos siguen con su vida, sin dejarse de pensar y extrañar. Pero hay un agente
que no está del todo convencido de la historia e indaga más y se entera de algo
mucho más grande:
“Mintieron al decir que Elise impulsa tu lado malo. Es porque ella es suficiente para ti. Si la tienes a ella no necesitas llenar el vacío con aplausos o sueños de llegar a la Casa Blanca”.
Así que con la ayuda de este agente, David hace un último
intento de llegar hasta Elise, convencerla de que sí le quería y que solo le
dejó porque unos hombres con poderes que controlan el plan de cada uno se
interpusieron… sí suena un poco difícil. Pero ella le sigue, y cuando David le
pregunta por qué, ella le dice:
“Me arruinaste, y ya no me quería conformar”.
Y me di cuenta que Dios arruinó mi vida.
Entendí por qué hay gente que deja su país, su familia, todo
lo que conoce por ir a países que están súper lejos a contarles de Jesús.
Supe por qué hay personas que prefieren servir con sus
talentos en un lugar necesitado y pasar incomodidad en vez de hacer dinero con
lo que saben hacer.
O que se prestan a
ellos mismos con una sonrisa, un abrazo, tiempo para escucharte, o hacerte
reír.. o reírse de un chiste no muy bueno que les contaste.
Son personas a las que Dios también arruinó.
Personas que probaron lo que Él es y nunca más pudieron
conformarse con nada diferente.
Personas que parece que están echando por la borda una vida
de éxito, una carrera brillante, la oportunidad de sus vidas. Pero ellos eligen
algo ilógico, algo que capaz nadie más vea, pero que nadie les va a convencer
de que no es real.
Eligen arruinarse con Dios. Y nada les hace más feliz.
“Si sólo se preocupan por su propia vida, la van a perder. Pero si están dispuestos a dar su vida por causa mía, les aseguro que la van a ganar.” Mateo 10:39“Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia.” Filipenses 1:21