Una historia por escribir..

Una historia por escribir..
Mi historia la escribe Dios pero los hechos los hago yo

jueves, 6 de noviembre de 2014

Generación Selfie



Estuve mirando el primer capítulo de la serie “Selfie”, en la que Eliza, una “insta-famosa” como ella misma se describe se da cuenta de lo falsa y superficial que es su vida y le pide a Henry, el especialista en marketing de la empresa en donde trabaja, que le ayude a mejorar como persona y por ende, su imagen.

En cierta parte, escuchan que empieza a llover, y como era el sonido favorito de Eliza, ella saca el celular para tomarse una foto, pero Henry le baja y le dice:

“No, sin fotos. Crees que lo estas disfrutando, pero te lo estás perdiendo.”

Eso me hizo pensar que tal vez se esta gestando una generación así.

Una generación en la que los nombres de tus amigos empiezan con @

Una generación en que las noticias se leen en 140 caracteres.

Generación que cree que para que sea importante debe estar precedido de un #
 
En la que la idea de compartir con amigos es igual a ver todos el mismo vine.

En la que en vez de contarte algo gracioso prefieras que te lo manden para reírte solo.
 O cuantas veces un amigo, mientras te contaba algo que tal vez lo hizo reír, pensar, llorar o le hizo sentir algo que quiso compartir contigo, le apagaste con un “ah, sí ya vi”

En que no hablas con tus papás, nunca le ves a tus primos, pero todos están en un “grupo de la familia”, sin darte cuenta que tal vez en reuniones familiares, hablando del grupo, los abuelos o algunos tíos se sienten excluidos, no solo de la generación, sino de sus propias familias.

Una generación que ya no ora por la comida, le quita una foto.

En el que ya no se llama a felicitar por los cumpleaños, se hace un collage con esa persona y se le etiqueta.

En la que un buen momento es acortado por el tiempo que lleva elegir el efecto de foto adecuado.

Generación que cree que hacer algo nuevo es bajarse una nueva aplicación que haga alguna cosa distinta.

Generación que creen que estuvieron en un concierto en vivo, pero se pasaron mirándolo a través de la pantalla de su celular mientras lo grababan.

Gente que no disfruta una función, conferencia o concierto si no logró sacarse una foto con el artista principal.

Generación que ya no es necesita ir a una tienda para comprar cualquier cosa, es suficiente seguirla en instagram y hacer el pedido por whatsapp.

En la que ya no hace falta reunirse a hacer un trabajo, cada uno manda su parte por mail.

Generación de niños que saben ver videos en youtube, usar distintas aplicaciones, pero que en un arenero con palitas y baldes se aburren rápido.

Generación que al llegar a una casa, antes de preguntar por la familia, preguntan por la contraseña del wi-fi.

Nos roban momentos, nos vuelve egoístas, nos aleja de las personas. 

Teléfono inteligente porque es el que piensa por nosotros, habla por nosotros. No vivimos sin el y creemos que vivimos a través de él.

Es un refugio cuando no queremos saludar a alguien, o fingir que estamos hablando con alguien cuando nos tropezamos en la calle.

Nos pone en peligro cuando le atendemos mientras manejamos.

¿Hasta qué punto es cultural y cuándo empieza a ser un problema de dominio personal? 



No pienso juzgar a nadie. No puedo.

Porque toda la lista de arriba es lo que yo hago. Yo soy esa generación, yo soy de esas personas.

Mi familia tiene que esperar que ponga pausa a lo que estoy viendo para que le haga caso cuando me habla.

Mis amigos saben que les respondo mas rápido por whatsapp que en persona.

Dios tiene que esperar a que elija el playlist adecuado antes de hacer mi devocional.

Y no es culpa de nadie más que mía. Es una decisión que solo yo puedo tomar. Es volver a recordar que antes de tener celular no pasaba nada si nadie sabía por dónde estaba.

Voy a sobrevivir sin celular.

Y es mas, creo que voy a volver a vivir.


"Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna." 1 Corintios 6:12

miércoles, 23 de julio de 2014

Lo dijo Cerati



Nunca les pasó que de repente una parte de una canción se les viene a la cabeza y ni siquiera saben como se llama pero tienen la necesidad de escuchar en ese momento? Me pasó algo así hace unos días, con una música de, si, Gustavo Cerati.

Estaba en casa de una amiga y de repente empecé a escuchar en mi cabeza la melodía lenta característica de este cantante. 

Personalmente no me gusta. Siempre digo que es  muy lento y medio deprimente para escuchar cuando estas feliz, y demasiado dramático cuando estas triste. Pero ahí estaba yo buscando en Google como se llamaba para poder escuchar completo.

Así llegué hasta “Crimen”, canción que todos conocemos pero nunca le había prestado atención hasta ese momento. Y una frase me llamó la atención


“Si no olvido, moriré”

Cuando pasa algo que nos lastima, o nos equivocamos muy grande en alguna cosa, lo siguiente que hacemos después es martirizarnos con lo que pudimos hacer para evitar, o tratando de entender cómo se pudo actuar así con nosotros, y nos seguimos lamentando días después o a veces hasta semanas después. Dandole vueltas al  asunto las 24 horas, sumiéndonos cada vez mas en la depresión.

Y realmente se puede llegar a decir como Cerati, porque poco a poco esos pensamientos, ese recuerdo nos va consumiendo, al punto de matar a la persona que eramos. 

De ser risueños y reírnos por cualquier cosa, nos quedamos convertidos en personas que les cuesta sonreír de verdad, que siempre estan ausentes, aéreos. Las cosas que te importaban dejan de parecer relevantes. Empezamos a preferir estar solos porque las preguntas de todos empiezan a aparecer: “Qué te pasa?” “Estas cambiado” “Te noto triste”, que sabemos son bienintencionadas pero que una mas y reventamos. Se llora mucho.

Ante todo eso solo queremos una cosa, que parece lo mas imposible: DEJAR DE PENSAR.

En la película “El secreto de sus ojos”, el abogado que se había obsesionado con el caso del 
asesinato de una mujer, le muestra al marido, muchos años después, la novela que estaba escribiendo sobre eso. El abogado sigue preguntándose mil cosas pero el marido le dice:

“No pienses mas en ‘qué hubiera pasado’, ‘si hubiese estado’, si no hubiese estado’, vas a tener mil pasados y ningún futuro”.


Dejemos de pensar en lo que pasó o no, lo que se dijo o lo que no. No es restarle importancia, es dejar de permitir que te siga haciendo daño. Porque necesitas un tiempo, una distancia para poder apreciar la enseñanza, lo que se puede rescatar. Tiempo para volver a recargarnos de fuerzas y continuar.

Pero no es llenarnos de mil cosas y negar lo que nos hizo mal. La Biblia nos dice:


“..llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.” 2 Corintios 10:5

No vas a dejar de recordar de la noche a la mañana, pero cada vez que te acuerdes, entregale ese pensamiento a Dios, que sea Él el que borre y sane. Es aceptar su Gracia una vez mas.

Mientras mas vueltas le demos, mas errores vamos a encontrar. Mas motivos para sentirnos culpables (alguien especializado en eso mete la mano susurrándonos al oído “viste,vos luego..”) y nos llenamos de mentiras. 

Sí, es mentira. Porque el Dios de Gracia nos dijo que si nos arrepentimos nos perdona. Así que dejémosle que El se arregle con el acusador llevándole esos pensamientos.

Por su gracia lo malo sirve para algo bueno. Por su Gracia Jesús se levantó de los muertos. Y por su Gracia vas a salir de esto.

No basta una vez, sino todas las que sean necesarias

viernes, 11 de julio de 2014

Un día mas en la Mátrix




El único momento en que leo las anotaciones que hago en clase es al estudiar para el exámen, así que de una clase en la que anoté algo y la próxima vez que la leo, bien pueden pasar meses. Aunque no anoto tanto “la clase” en sí, mas bien son fracciones de frases que el profesor dijo y me gustó de alguna forma. 


Todos tuvimos alguna vez ese tipo de profesor que para explicar algo actual tiene que irse hasta lo que Dios estaba pensando cuando creó a los mosquitos, y mas en una carrera como Derecho, que todo sí o sí tiene su antecedente en Roma, Grecia, China y Arabia. Así que el profe iba explicando puntito por puntito para qué sirve una resolución, una sentencia, lo que el juez tiene que hacer y todo eso. 


No me malentiendan: a mi me cuesta incluso eso todavía, pero estamos en quinto año y se supone que ya se sabe, entonces cuando alguien viene a explicar todo de vuelta igual cansa. El profesor se habrá dado cuenta que todos le mirábamos con cara de “¿cuál es la necesidad de pasar por todo esto para llegar al punto?”, y dijo:

“Comprender al sistema es nuestra tarea”

(y eso por ejemplo yo anoto)

Podemos aplicar esa frase a todas las áreas de nuestra vida. Si queremos mejorar algo, si queremos emitir opinión sobre algo, o simplemente llegar a entender lo que está pasando tenemos que conocer cuál es el sistema en el que se está operando.


No podemos pasar por la vida metidos en nuestros asuntos, pretendiendo no afectar a nada ni nadie, porque no se puede. Todos cumplimos un papel en esta guerra, consciente o inconscientemente. 


Creo que todos vimos Matrix o al menos conocemos la trama. Los humanos son creados para alimentar máquinas mientras ellas les mantienen en un sueño profundo imaginando que viven una vida normal. Unos cuantos se despiertan y despiertan a otros para formar una revolución contra todo eso. 

Hay un personaje, el traidor, que cuando habla con el malo dice algo, refiriéndose a que hubiese preferido no despertar de la mátrix: La ignorancia es felicidad”.

Pero no es así. La ignorancia es comodidad. Es conformismo. Es decidir no decidir y no jugarse. Es amoldarse al sistema.

“Mi pueblo perece por falta de conocimiento” Oseas 4:6

Preguntá lo que no sabes. Leé, observá, habla y defendé lo que crees. Hacé valer tu posición y no vivas a la sombra de otro.

Hay alguien que quiere que sigas dormido y perdido en medio de las mil distracciones que se nos presentan ahora. Pero Neo ya nos despertó. ¿Qué vas a hacer?




lunes, 9 de junio de 2014

PRO Activos: La historia de Ña Rosita



Estas últimas semanas sonaron mucho las palabras “pro vida”, “pro esto” “pro aquello”, derecho a tal o cual cosa. Estuve pensando mucho en qué grupo estar o si incluso valía la pena meterme en la discusión. Pero ya con todo el revuelo en las redes sociales cada vez todo se apartaba mas del tema originario y leía discusiones de otras totalmente diferentes.


Por ejemplo: Había personas que recriminaban las manifestaciones o la importancia que se le daba al tema de la OEA cuando habían niños muriendo en hospitales por falta de insumos, familias perdiendo todo por las inundaciones, incluso indignados por el despliegue de fuerzas armadas para contener los disturbios en las marchas en vez de ir a buscar a Arlan (lo cual también me pregunté yo).


Dentro de ese marco, en un grupo de Whatsapp una compañera mía, que reconozco tiene la visión de Jesús para ver a personas con necesidades específicas, nos contó que al salir de la facultad la noche anterior vio a una señora viejita y encorvada con un bastón que despacito iba a intentar cruzar la calle, por lo que se bajó del auto a ofrecerle ayuda. Al hablarle se sorprendió mucho al darse cuenta de que la señora era no vidente; la llevó hasta su casa ahí cerca y entró con ella.


Era una piecita con un baño y su gato, nada mas. Ña Rosita (así se llama esta campeonísima) le contó que vivía ahí desde hacía treinta años  con su mamá, pero ésta había fallecido cuatro años atrás, que amaba a Dios y sabía mucho de Su palabra. Al preguntarle quién le daba la plata para suplir sus necesidades Ña Rosita contestó simplemente que había personas que suelen ayudarle.

Así que no se preocupen ni digan: “¿Qué vamos a comer?” o “¿Qué vamos a beber?” o “¿Qué ropa vamos a usar?” La gente que no conoce a Dios trata de conseguir esas cosas, pero ustedes tienen a su Padre en el cielo que sabe que necesitan todo esto. Así que, primero busquen el reino de Dios y su justicia, y se les dará todo lo que necesitan” Mateo 6:31-33
Esta compañera nos invitó a que vayamos a visitarle y le llevemos algunas cosas, además de limpiarle su casa, porque Ña Rosita no podía y dependía de una vecina para eso. Así que ahí fuimos, armados con bolsas de arroz, fideo y esas cosas que uno lleva cuando va a hacer la buena acción del año.


Yo me iba preguntando “y cómo va a saber qué paquete es qué?” y muchas otras cosas. Fue con nosotros Jazmín, con su guitarra y su voz privilegiada para amenizar el ambiente.

Eran casi las 9:30 de la noche del viernes, salíamos de la facultad así que grande fue mi sorpresa cuando le encontramos a Ña Rosita por la calle, camino a la despensa. Le contamos que íbamos a su casa y que le traíamos algunas cosas. 


Una vez adentro yo no sabía por dónde comenzar. Seguro que para una persona no vidente debía ser titánica la labor de mantener el orden y la limpieza, mas con un gato no muy adiestrado a hacer sus necesidades afuera de la pieza. Pero cada uno agarró una escoba, un trapo  o la esponja e intentamos poner orden. Además era asombroso ver a Rosita tan agradable y dispuesta a que unos completos desconocidos entren a su casa de noche.


Se instaló afuera con Jazmín y su guitarra, y yo podía escuchar que conversaban, poniéndose de acuerdo sobre el estilo musical que a Ña Rosita le gustaba y que Jaz solía cantar.


Nosotros adentro también hablábamos sobre dónde poner esto, como limpiar aquello. Yo tenía la cabeza llena de preguntas de cómo se las arreglaba para encontrar las cosas, cocinar, lavar y todo eso porque vivía completamente sola y no tenía a nadie. No estaba precisamente  atenta a los aspectos espirituales del asunto, hasta que escuché la voz de Ña Rosita (ya le había dicho a Jazmín que ella cantaba), cantando fuerte y claro:

“¡Oh! Yo siempre amaré esa cruz.
En sus triunfos mi gloria será.
Y algún día en vez de esa cruz,
Mi corona Jesús me dará”

Si al principio me había dado lástima, ahora me sentía con vergüenza al lado de esta mujer.

Dentro de su situación, que para mi era desoladora, ella tenía gozo!!  Podía cantar que estaba en victoria en Jesús, confiando en Él para todas sus necesidades.


Puede que haya quienes digan que contar lo que hicimos es por vanidad o que no solucionamos sus problemas yendo una sola vez, que necesita una solución real y otras cosas mas.


Tampoco con una marcha se soluciona algo, o donando dinero se arregla al mundo, o escribiendo un artículo se logra que las autoridades arreglen el problema. Pero siempre hay algo que nosotros podemos hacer. Siempre hay algo que nosotros podemos dar.


Puede ser un paquete de arroz, un talento musical, barrer una casa o un rato de nuestro tiempo para escuchar. Siempre hay algo. 


Tanto se habló de salir de las redes sociales y accionar. De ser PROactivos. 


No vas a salvar al mundo, ni terminar con un problema social, pero vas a hacer que en una vida haya un antes y un después. Y también en tu vida, ya no vas a ser un indignado mas, vas a ser parte de un selecto grupo de personas, de las que comparten acciones y no estados. De los que tuitean hechos y no frases.


La Madre Teresa empezó con un orfanato y tres doláres. Cuando estaba recibiendo el premio Nobel de la Paz se le preguntó cómo se podía cambiar al mundo con un orfanato y tres doláres y ella respondió: “cada uno debe encontrar su Calcuta”.


Cada jugador cuida de su puesto y así se gana el partido. Si ves la magnitud del problema va a ser fácil convencerte de que nada de lo que hagas puede hacer una diferencia significativa.


Pero hay algo que podes hacer, ¿qué estas esperando? 
" No se trata de que por ayudar a otros ustedes pasen necesidad; se trata más bien de que haya igualdad. Ahora ustedes tienen lo que a ellos les falta; en otra ocasión ellos tendrán lo que les falte a ustedes, y de esta manera habrá igualdad." 2 Corintios 8:13-14

Nosotros le limpiamos su casa. Ella nos recordó el significado de amar a Dios con todo el corazón.