Una historia por escribir..

Una historia por escribir..
Mi historia la escribe Dios pero los hechos los hago yo

jueves, 28 de noviembre de 2013

Ángeles en el camino



Creo que estoy pagando todas las veces que les dije a blogueros que posteen artículos mas seguido, sin imaginarme lo complicado que es encontrar un momento para sentarse, ordenar ideas y redactarlas. Y eso que estoy en casa todo el día.

Ya es tiempo de exámenes y entre estudiar y atender algunas cosas no puedo ver tranquila una película o leer un libro que no sean los de la facultad, pero últimamente en las distintas situaciones que voy pasando me doy cuenta de muchas cosas que bien podrían entrar en la categoría del “Hoy aprendí”.

Hace unas semanas tuve una experiencia, que es el día a día de muchos, pero que si no te pasa no le das importancia.

Tuve que ir a IPS

Si sos paraguayo ya dijiste en tu mente “Ndii!” con un movimiento de cabeza. Es que sabemos que es más sufrimiento el tener que ir que estar enfermo.

Pero lo peor es que tuve que ir de urgencia porque mi abuela se puso muy mal y como no estaba nadie en mi casa me tocó llevarle sola. De última llegó una tía que me ayudó a subirle en el auto, pero ninguna de las dos sabía cómo manejarse en el hospital.

Llegamos y al fiel estilo de la salud pública en Paraguay, no había camilla ni silla de ruedas para trasladarle desde el auto hasta la sala de urgencias, por lo que le rogué al guardia de la entrada que me ayude a llevarle. Después de que le dije amablemente que si no me ayudaba iba a meterme con el auto y todo, accedió alegremente.

Una vez que le acostaron en una cama y le tomaron la presión, estábamos esperando al único doctor que había para atenderles a las 100 personas que estaban diseminadas por todo el salón. Mis familiares no paraban de llamarme para saber las novedades y yo solo podía contestar que estábamos esperando. Me decían que haga un escándalo para que le atiendan ya porque mi abuela estaba mal.

No crean que no pensé en hacer eso.

Pero al mirar a mí alrededor me di cuenta de algo: no era la paciente más grave. Había un señor que creo que estaba sufriendo un infarto a mi lado, por ejemplo. Y realmente hacían lo que podían, ni el espacio ni el personal dan abasto para la cantidad de personas que acuden a ese lugar.

En medio de toda la escena, nos dicen que le iban a internar a mi abuela para hacerle unos estudios. Pasaba el rato y nunca venían a llevarle a la sala, y ahí aprendimos que en la jerga del IPS “internación” significa una camilla en el pasillo. Había sido ella ya estaba “internada”. Yo no sabía si reír o llorar.

A eso de las 4 de la tarde (habíamos llegado a las 9:00 aproximadamente), nos trasladan otro pasillo, donde había otros 7 “internados” con sus familiares. Creo que saben que en IPS por cada paciente hay 2 o más parientes que les cuidan porque los enfermeros solo se encargan de ponerle los remedios y nada más. Si hay que llevarle al baño o traer algo de la farmacia se encargan los familiares. A mi abuela y a mí nos colocaron en el medio de todos ellos.

Al entrar no miré mucho a nadie, estaba mas preocupada en que me había quedado sin batería, mi tía ya se había ido y no tenía como avisarle a mi tío, que estaba viniendo, dónde nos cambiaron. El pasillo este tenía unas puertas de vidrio donde se veía a la gente que pasaba (y a más “internados”) por lo que cada tanto miraba a ver si pasaba por ahí buscándonos.

Entonces un señor viejito que acompañaba a su esposa se me acerca despacito y me dice:

“Si tenes que ir a buscar o hacer algo anda nomas tranquila, nosotros le vamos a atender. Aca nos cuidamos entre todos”.

Se me llenaron los ojos de lágrimas y entrecortadamente solo pude decirle gracias.

Yo había entrado a ese lugar sin ni siquiera saludar por cortesía, había mirado a mi alrededor solo buscando un enchufe para el cargador. Me había fijado en ese señor solo porque me parecía tierno que le este apantallando a su esposa para que no tenga calor.

Y él me había visto, se dio cuenta que estaba preocupada y hasta asustada. No podía ofrecerme una solución pero me dio lo que tenía: un apoyo cuando más sola me sentía.

Y el mensaje de parte de Dios: “No estás sola. Cuando dije que mandaría a mis ángeles que te cuiden no era una linda metáfora. Yo tengo cuidado de cada paso que das.”

Me di cuenta que le había pedido a Dios que sane a mi abuela, que podamos irnos de ahí rápido. Pero Dios tenía algo que enseñarme, que en ninguna otra circunstancia se me iba a quedar más grabado.

No se trata de mi, se trata de Él en mi vida.

“Los que viven al amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso. [...] Pues él ordenará a sus ángeles que te protejan por donde vayas. Te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra.” Salmos 91:1,11

Por fin entendí el versículo que dice "den gracias en todo".. es porque en toda circunstancia Su mano trabaja para nuestro bien. Ya sea para bendecir, enseñar o moldear.

Que grande sos Papá..


 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Perdidos en el Super

Aquí va otro aprendizaje de la vida real, es decir, no sacado de literatura ni películas.

Estaba en el super, en la fila para pesar mi bolsa de manzanas, cuando de reojo veo que una nenita de unos 6 años se para en el medio de donde estábamos y grita a todo pulmón:
MAMÁÁÁÁÁÁÁ!!!!
De mas está decir que se hizo un silencio mientras todos le mirábamos a la nena, casi sin saber que hacer pero automáticamente buscándole a la mama también. Vale decir que apareció en seguida, no sin antes gritar también desde el pasillo de al lado: ACAA!!

A todos nos pasó (y a algunos nos sigue pasando) que cuando vamos al super con nuestros padres, ellos perfeccionan el arte de perderse entre los anaqueles mientras nosotros estamos *mironeando por ahí o formando la fila para pedir el queso o pesar las verduras, que se compra por puro antojo suyo.

Normalmente, y creo yo que no soy la única que, al percatarme de que me quede sola y desamparada  voy hasta el final del pasillo y recorro uno a uno en silencio con mis ojos re abiertos, buscándoles  y tratando de recordar donde estacionamos para ir hasta allá por cualquier cosa.

Por eso creo que me sorprendió tanto que esta nenita lo primero que hizo sea quedarse parada y gritar, suelo ver incluso otros niños que recorren llorando los pasillos y ya asumimos nomas que también sus papás se le perdieron.

En distintas áreas de la vida hay veces en que nos sentimos perdidos, sin la mas remota idea de qué hacer o hacia adónde ir, y parece que todas las indicaciones que nos dan otros no ayudan, incluso pueden hacer que nos adentremos mas en el camino equivocado, alejándonos del lugar deseado. O podemos estar tomando todas las decisiones correctas, haciendo lo que se supone que deberíamos, pero nada cambia.

Pero en esos momentos, en vez de perder tiempo, desgastándonos y desesperándonos  intentando solucionar con nuestras fuerzas  e inteligencia, deberíamos quedarnos quietos y pedir ayuda. SU ayuda

Clama a mí y yo te responderé y te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” Jeremías 33:3

Es lo obvio no? Necesitas ayuda, la pedís; pero sabemos que no es así. Pedir ayuda significa reconocer que no podemos solos, que no sabemos todo, que no teníamos todo controlado. Algo que al ser humano (me niego a ser la única) le es demasiado difícil aceptar.

Dios ya te dice: “Hay cosas que no sabes. Yo veo el panorama completo. Vos solo ves lo que tenes en frente, la situación actual, y lo que hay detrás, lo que ya pasó. Pero llamame y te voy a contar.”

La nenita me enseñó una cosa: cuando estás perdido, no pierdas tiempo tratando de encontrar la solución. Quedate quieto.. y gritá por tu vida!!

“Estad quietos y conoced que Yo soy Dios” Salmos 46:10


 *Mironeando: palabra inventada por mi. Significa ir mirando las cosas de pasada, sin fijarse mucho.