Creo que estoy pagando todas las veces que les dije a
blogueros que posteen artículos mas seguido, sin imaginarme lo complicado que
es encontrar un momento para sentarse, ordenar ideas y redactarlas. Y eso que
estoy en casa todo el día.
Ya es tiempo de exámenes y entre estudiar y atender algunas cosas
no puedo ver tranquila una película o leer un libro que no sean los de la
facultad, pero últimamente en las distintas situaciones que voy pasando me doy
cuenta de muchas cosas que bien podrían entrar en la categoría del “Hoy
aprendí”.
Hace unas semanas tuve una experiencia, que es el día a día
de muchos, pero que si no te pasa no le das importancia.
Tuve que ir a IPS
Si sos paraguayo ya dijiste en tu mente “Ndii!” con un
movimiento de cabeza. Es que sabemos que es más sufrimiento el tener que ir que
estar enfermo.
Pero lo peor es que tuve que ir de urgencia porque mi abuela
se puso muy mal y como no estaba nadie en mi casa me tocó llevarle sola. De
última llegó una tía que me ayudó a subirle en el auto, pero ninguna de las dos
sabía cómo manejarse en el hospital.
Llegamos y al fiel estilo de la salud pública en Paraguay,
no había camilla ni silla de ruedas para trasladarle desde el auto hasta la
sala de urgencias, por lo que le rogué al guardia de la entrada que me ayude a
llevarle. Después de que le dije amablemente que si no me ayudaba iba a meterme
con el auto y todo, accedió alegremente.
Una vez que le acostaron en una cama y le tomaron la presión,
estábamos esperando al único doctor que había para atenderles a las 100
personas que estaban diseminadas por todo el salón. Mis familiares no paraban
de llamarme para saber las novedades y yo solo podía contestar que estábamos esperando.
Me decían que haga un escándalo para que le atiendan ya porque mi abuela estaba
mal.
No crean que no pensé en hacer eso.
Pero al mirar a mí alrededor me di cuenta de algo: no era la
paciente más grave. Había un señor que creo que estaba sufriendo un infarto a mi
lado, por ejemplo. Y realmente hacían lo que podían, ni el espacio ni el
personal dan abasto para la cantidad de personas que acuden a ese lugar.
En medio de toda la escena, nos dicen que le iban a internar
a mi abuela para hacerle unos estudios. Pasaba el rato y nunca venían a
llevarle a la sala, y ahí aprendimos que en la jerga del IPS “internación”
significa una camilla en el pasillo. Había sido ella ya estaba “internada”. Yo
no sabía si reír o llorar.
A eso de las 4 de la tarde (habíamos llegado a las 9:00
aproximadamente), nos trasladan otro pasillo, donde había otros 7 “internados”
con sus familiares. Creo que saben que en IPS por cada paciente hay 2 o más
parientes que les cuidan porque los enfermeros solo se encargan de ponerle los
remedios y nada más. Si hay que llevarle al baño o traer algo de la farmacia se
encargan los familiares. A mi abuela y a mí nos colocaron en el medio de todos
ellos.
Al entrar no miré mucho a nadie, estaba mas preocupada en
que me había quedado sin batería, mi tía ya se había ido y no tenía como
avisarle a mi tío, que estaba viniendo, dónde nos cambiaron. El pasillo este
tenía unas puertas de vidrio donde se veía a la gente que pasaba (y a más “internados”)
por lo que cada tanto miraba a ver si pasaba por ahí buscándonos.
Entonces un señor viejito que acompañaba a su esposa se me
acerca despacito y me dice:
“Si tenes que ir a buscar o hacer algo anda nomas tranquila, nosotros le vamos a atender. Aca nos cuidamos entre todos”.
Se me llenaron los ojos de lágrimas y entrecortadamente solo
pude decirle gracias.
Yo había entrado a ese lugar sin ni siquiera saludar por
cortesía, había mirado a mi alrededor solo buscando un enchufe para el
cargador. Me había fijado en ese señor solo porque me parecía tierno que le
este apantallando a su esposa para que no tenga calor.
Y él me había visto, se dio cuenta que estaba preocupada y
hasta asustada. No podía ofrecerme una solución pero me dio lo que tenía: un
apoyo cuando más sola me sentía.
Y el mensaje de parte de Dios: “No estás sola. Cuando dije
que mandaría a mis ángeles que te cuiden no era una linda metáfora. Yo tengo
cuidado de cada paso que das.”
Me di cuenta que le había pedido a Dios que sane a mi abuela,
que podamos irnos de ahí rápido. Pero Dios tenía algo que enseñarme, que en
ninguna otra circunstancia se me iba a quedar más grabado.
No se trata de mi, se trata de Él en mi vida.
“Los que viven al amparo del Altísimo
encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso. [...] Pues
él ordenará a sus ángeles que te protejan por donde vayas. Te sostendrán con
sus manos para que ni siquiera te lastimes el
pie con una piedra.” Salmos 91:1,11
Por fin entendí el versículo que dice "den gracias en todo".. es porque en toda circunstancia Su mano trabaja para nuestro bien. Ya sea para bendecir, enseñar o moldear.
Que grande sos Papá..