Me gustan mucho las películas que toman un tema en el que
nunca se pensó y basan la trama en eso, o pasan en lugares en donde no te
imaginas una película, como en Ratattouille que todos aprendimos unos cuantos
tips de chef y lo estresante que es la cocina de un restaurante. Esas que
tienen una historia y no solo gente disparándose sin sentido (como las que le
gustan a mi papá y a otros nenes que conozco), sino las que te meten en un
mundo y muestran cómo son las cosas ahí.
Me quiero referir a “21 Black Jack”. La historia trata de
Ben Campbell, un estudiante superdotado por ahí en una universidad para gente
bastante inteligente, que deseaba estudiar medicina en Harvard y estaba
tratando de conseguir una beca, porque la carrera costaba 300.000 dólares. Él
aparte trabajaba en una tienda de ropa para hombre y así trataba de juntar su
plata.
En la universidad va a una clase nueva con un profesor de
probabilidad o estadística o una de esas cosas, que se da cuenta de la mente
privilegiada para los números que tiene Ben y lo invita a unirse a él y un
grupo de estudiantes que se dedicaban a contar cartas en Las Vegas en el juego
de “21”. Ben al principio no quiere, pero al final se mete para tratar de
conseguir el dinero para su carrera. “Un medio para un fin” tal como le dice a
su profesor. Le enseñan todos los trucos que tienen para que no les pillen y
cada fin de semana van a Las Vegas para jugar y divertirse. Ben empieza a
experimentar cosas que jamás había ni soñado, se relaciona con gente diferente,
el profesor le consigue buenas notas para que no vaya a clases y otras cosas.
Hay una frase que dice en un momento dado:
“Por fin las cosas se me daban fáciles”
Ben era una persona esforzada, a pesar de tener una
inteligencia considerada superior, igual
debía trabajar para mantenerse. Tenía un sueño y debía esforzarse para
cumplirlo, pero tenía una mamá que estaba orgullosa de él, amigos que lo
apoyaban siempre. Era una persona afortunada en muchos aspectos. Pero quien no
cedería ante la posibilidad de conseguir lo que queremos de forma fácil? A
quién le gusta sudar y trabajar para conseguir algo cuando te ofrecen la
posibilidad de tenerlo con un mínimo esfuerzo?
Pero sabemos cómo termina eso, a qué nos exponemos y qué
está en juego si nos sale mal. En Proverbios 13:11 dice “las vanas riquezas siempre se gastan; el que trabaja y las guarda las
hace crecer”. Siempre se dice que lo que más costó conseguir llega a ser lo
más querido y lo que se consigue fácil, pronto se olvida o se desestima.
La meta de muchos es ser rico, terminar una carrera, formar
una familia, tener casa propia. Pero todo esto no se consigue de la noche a la
mañana, y tampoco mantenerlos se logra en un día. Es un proceso, una cuestión
de un día a la vez. Y existen esos días en los que parece que retrocedes mas de
lo que avanzas. Esos días en que tenes que volver a convencerte de porqué
seguís en la lucha.
Pero en esto se ve una gran diferencia entre los que hacen
las cosas “a su manera” y los que deciden hacer a la manera correcta, a la
manera de Dios. Que parece que siempre es la más difícil. Entre los primeros
siempre hay desconfianza, egoísmo y envidia. Consiguen lo que quieren pero les
trae mil complicaciones.
Y están los del segundo grupo. Los que a pesar de las
dificultades no ceden a la manera fácil. Los que parece que perdieron en el
mundo pero ganaron en el cielo. Eso es lo excelente de Dios, que sólo con Él
una derrota se vuelve victoria. Solo con Él de algo malo sale algo bueno.
Si te esta costando lo que queres lograr, felicidades. Sea
cual sea el resultado, al final vas a ser mas fuerte. Además, tenes una
promesa:
“A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” Romanos 8:28
Te toca amar a Dios. A Él le toca que las cosas te ayuden a
bien.
Tus mejores cartas: Jesús te Ama |
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