Hay veces en que una película no me llama mucho la atención
al principio pero cuando finalmente la veo y al terminar mis ojos se llenaron
de lágrimas, sé que fue tiempo bien invertido. Me encanta que pase eso.
Con “Lluvia de hamburguesas” me pasó. No es que no haya querido verla, pero ese tipo de películas,
sino es de Disney o Pixar (o ellos juntos), no confío tanto. Aunque la idea me
llamó la atención. Les cuento rápido: En un pueblito perdido en el océano
Atlántico se dedicaba exclusivamente a la venta de sardinas, vive Flint, un
joven que desde chiquito soñaba con inventar algo extraordinario y convertirse
en un gran inventor, pero que todo lo que inventaba se convertía en un
desastre. Su mamá le apoyaba y animaba siempre, pero muere y queda con su papá
que no es que no le apoyaba, sino que no le entendía. Se dedicaba a vender
sardinas y era cero tecnología y esas cosas. Siempre que Flint estaba triste por
algún fracaso le decía alguna metáfora sobre pesca, que Flint no entendía y le
dejaba mas desanimado.
Lo que sí que por azares del destino Flint logra inventar un
aparatito que puede convertir el agua en comida, y por algo malo que después
resultó bueno termina en la estratosfera y de ahí hace llover hamburguesas
sobre el pueblo que solo comía sardinas. Flint inventa además un dispositivo
para envía la orden al artefacto de qué comida hacer y todos empiezan a hacerle
sus pedidos y a quererle, cuando antes solo se burlaban. Todos menos su papá,
que parece ser el único que no acompaña la alegría general ni está feliz por su
hijo. Sigue diciéndole esas metáforas raras sobre pesca que en serio nadie
entiende. Flint termina enojándose con él por ser el aguafiestas.
Pero al final, después del desastre y la solución hay un
momento en que el papá le explica, a través del traductor que Flint inventó
para su mono, qué es lo que realmente significan las metáforas:
“Estoy orgulloso de ti. Estoy sorprendido que alguien tan simple como yo pueda ser padre de alguien tan extraordinario como tú. Tienes talento, eres todo originalidad y tu laboratorio es increíble. Tu mamá siempre supo que serías especial, si estuviera viva nos diría “se los dije”. Hijo, cuando me quite esto y me escuches decir metáforas de pesca quiero que sepas que esas metáforas significan: AMO A MI HIJO”
Ahora trata de recordar tooodas las cosas que tus papás
dicen cuando haces algo que merece algo más que palabras. Cuando eramos chicos
seguro no entendíamos todo lo que nos decían pero de algo estábamos seguros:
nos querían. Esas personas que nos levantaban y semi obligaban a ir al colegio,
nos daban desayuno en el auto nomas ya en un intento de ganarle a las implacables manecillas o se mojaban en el baño mientras intentaban sacarnos las
manchas de una tarde de juegos, nos querían. Los que aguantaron el humorcito que nos
traíamos en la época adolescente en que nosotros sabíamos todo y ellos nada,
nos querían (quién sabe como). Los que se hacen a un lado, y a veces no tanto,
al vernos tomar las decisiones importantes de la vida, nos quieren.
Sin importar el tipo de metáfora que utilicen, los ejemplos
que nos den, o si no nos dicen absolutamente nada, es su forma de mostrar amor.
Son los que más te conocen, los primeros que piensan en vos, los que más se
preocupan por vos y los que más anhelan que seas feliz. Si eso no es amor no sé
qué cosa rara es. Sólo sé que los papás son personas inentendibles, pero que
nos quieren. Lo mínimo sería corresponderles..
Y tal vez algún día se dejen de hacer celulares más finos e inventen un traductor de padres.
Bonito. Majo. Fuerza. que sigas escribiendo! Cristian
ResponderEliminarGracias!! bendiciones =)
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