Es de público conocimiento que raras son las veces en que la
película le supera al libro. Con “Las Crónicas de Narnia” de C. S. Lewis no fue
la excepción. Debo admitir que me hice fanática recién después de haber leído
los libros porque la película no me pareció tan increíble.
Para los que no saben, son una serie de 7 libros (J. K. Rowling
le copió con “Harry Potter”), que trata sobre una tierra llamada Narnia a la
que se puede entrar por diversos “portales” vamos a decir, en cada libro es de
una forma diferente, donde existen faunos, centauros, enanos, los animales
pueden hablar y esas cosas, que a muchas personas no les gusta pero a mi me
encanta.
Narnia es una gran alegoría de la vida, se puede ver las
similitudes entre Dios y Aslan, el león que creó Narnia y protege todo aunque
no siempre esté a la vista, en el momento preciso aparece para salvar a todos. Cada
personaje, cada situación encierra una valiosa enseñanza que podemos aplicar a
nuestras vidas, pero hoy quiero contarles de una, que me llegó en el momento
preciso y marcó mi vida.
Sucede en “El príncipe Caspian”. Les cuento rápido de que
trata: Luego de 200 años que Peter, Susan, Edmond y Lucy vuelven a Inglaterra
después de haber sido reyes y reinas de Narnia, los telmarinos (una raza de
hombres) conquistan Narnia y hacen todo lo que suelen hacer los conquistadores:
matan y encarcelan a los habitantes, imponen sus costumbres y esas cosas
logrando que los narnianos vivan escondidos y se crean extintos. El papá de
Caspian muere siendo Caspian todavía un niño por lo que su tío Miraz queda en
el trono. El maestro de Caspian era un enano disfrazado que le enseña a
escondidas toda la historia de Narnia, incluso sobre Aslan. Cuando Miraz tiene
un hijo, Caspian logra escapar del palacio, porque ahora que su tío tiene un
heredero él es una amenaza y ya no le quieren tanto. Se esconde en el bosque
donde se encuentra con los narnianos y arma un ejército. En eso vuelven los 4
hermanos para ayudar a pelear contra los telmarinos y se da una rivalidad
interna entre Peter y Caspian, porque Peter no creía que Caspian fuese apto
para gobernar Narnia.. y siendo sinceros Caspian mismo no se sentía listo.
Al final hay una parte, espero no arruinarles la película
con esto, cuando Aslan aparece y todos se arrodillan frente a él.
Aslan: “Levántense reyes y reinas de Narnia”, (los cuatro hermanos se levantan, pero Caspian se queda arrodillado, ni siquiera se anima a levantar el rostro del suelo.) – También tú Caspian.- vuelve a repetirle Aslan.Caspian: -“No creo estar listo”. Pero Aslan le dice: “Es por eso que sé que lo estás”.
Cuando escuché eso prometo que se me llenaron los ojos de
lágrimas. Fue como si Dios mismo me dijera que no importaba cuantos cursos,
seminarios, capacitaciones haga o cuanto me mate estudiando, nunca iba a estar
suficientemente preparada para lo que él me llamó a hacer, o a donde me quería
llevar. La diferencia entre una persona que se cree preparada y la que no es la
DEPENDENCIA.
Cuando creemos que ya lo sabemos todo, que podemos enfrentar lo
que sea, nos volvemos arrogantes, duros, el famoso “sabelotodo” que no le podés
decir nada porque no acepta ni opiniones. Intentá un poco decirle que se está
equivocando en algo.
Pero el que sabe que no sabe todo, que es falible, que puede
equivocarse y encima está seguro que en algún momento se va a equivocar, es
precavido, no hace nada sin preguntar, necesita que estén guiándole. ¿Por qué
puede ser ésta una buena cualidad? Porque la función de guía en nuestras vidas
la quiere cumplir Dios. Él
no da un mapa preciso para saber de antemano todo lo que vamos a pasar,
el da un walkie-takie para guiarte paso a paso a través de eso.
A Dios le encanta que dependamos de Él. Que cada mañana nos
levantemos buscando Su presencia, escuchar su voz para saber qué es lo que
debemos hacer ese día. Que en cada situación primero le demos a Él la
oportunidad de sorprendernos con la solución o la fuerza para poder lograr
algo. Cuando Caspian reconoció que no se sentía preparado Aslan sabía que iba a
depender de él para hacer las cosas. Su corazón estaba justo donde debía estar.
En el centro mismo de la voluntad de Dios.
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” 1ª Corintios 10:12
“Y Él me ha dicho: Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad” 2ª Corintios 12:9
Buenisimo Majoo! tal cual... que buena descripción de todo! =)
ResponderEliminar