En mi familia tenemos la mala costumbre de anticiparnos a lo
que va a pasar en una película y sí o sí comentarlo. Suelo decir que no me
gusta ir al cine, la verdad es que prefiero no ir a que me echen por estar
diciendo todo el tiempo “seguro se muere”, “a este le disparan” y esas cosas. Es
que hay cosas que se repiten película tras película que ya sabes de memoria el
diálogo al que solo le cambiaron el nombre y el objetivo que intentan lograr.
Después es todo lo mismo. Se sabe que en una película de guerra, el soldado que
muestra una foto de su novia seguro muere y al que le mostró se queda con la
novia. Si de chico era un perdedor y estaba enamorado de la chica más linda,
cuando sea grande va a seguir enamorado de la misma chica y ella no va a tener
éxito en ninguna relación hasta que se encuentre con él y queden juntos. Sí o
sí al momento más feliz de la película le va a seguir algo súper triste y ya al
final recién se va a solucionar. Y cosas por el estilo que no es mi intención
contar pero se me salen (ahora imagen ver una película con mi familia, cuatro
personas con el mismo “talento”).
Son pocos los temas que “venden”, entonces hacen distintas
versiones de lo mismo.
Justamente hace unos días estuve viendo “El sorprendente
Hombre Araña”, lo mismo que el viejo, cambiando actores, dos o tres papeles,
tecnología nueva pero bajo presupuesto para extras (nunca había nadie en la
calle). Pero ya en el final salió el mensaje que me llamó la atención: la
profesora de literatura o lo que sea estaba diciendo que habían sólo 10 tramas
distintas que interpretar en el escenario, pero que se resume a una:
"¿QUIÉN SOY?"
Creo que la vida misma se resume en este tema. Nos pasamos
la niñez soñando llegar a ser como nuestros padres u otras personas que vemos,
la adolescencia deprimidos porque no nos entendemos, la juventud atareados
intentando construirnos y la adultez estresados al tratar de mantenerlo.
Definiéndonos según el ambiente en el que estamos: en el colegio “Soy alumna de
tal grado”, o en su caso “soy el papá de..” , en sociedad “soy doctor/licenciado/estudiante”,
“soy el hijo de..”, se definen por sus situaciones “soy
desempleado/golpeado/divorciado” o por la nacionalidad, la edad, la jerarquía,
tenemos tantas categorías en donde meternos. Todo para contestar la pregunta
“quién soy”.
Incluso en la Biblia vemos que cuando Satanás le tentó a
Jesús lo hizo diciéndole “Si eres el Hijo de Dios”, no le dijo que demuestre su
poder o su autoridad, le dijo que demuestre su Identidad. Pasa que si no
sabemos quiénes somos mucho menos vamos a saber qué hacer y donde ir. Jesús
sabía quién era y tenía más que claro que debía hacer “cumplir la voluntad de
su Padre”.
Cuántos de nosotros tenemos esa certeza? Cuántos aún están
decidiendo que quieren “ser” cuando sean grandes? Ya tenés un título pero no
sabes en donde queres trabajar? No sabes si la persona que está a tu lado es la
correcta para compartir tu vida? Decidí primero quien queres ser.
Si queres ser doctor, sabes que tenes que estudiar medicina,
trabajar en un hospital, por ende no vas a tener mucho tiempo y si te casas con
una persona demandante de tu tiempo que no hace nada muy difícilmente funcione.
Lo mismo si queres ser misionero en China, vas a estudiar chino, informarte
sobre ese país y tu pareja debe ser alguien con el mismo llamado o va a terminar haciéndote
volver o dejándote solo.
Conozco personas además que se pasan preguntando a los demás
como son, qué deben hacer y donde deben ir. Buscan su identidad en los demás.
Tal vez por eso los sicólogos tienen mucha demanda en estos días.
Pero si una persona quiere saber para qué sirve una cosa,
qué puede hacer y donde corresponde, lo mejor es leer las instrucciones o
preguntarle al Inventor.
Si todavía no tenés en claro quien sos, o para que estas acá,
o necesitas que te lo recuerden, lee tus instrucciones o preguntale a tu
Creador. Él conoce su creación y sabe bien de lo que habla.
“Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable” 1 Pedro 2:9
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